La Transferencia psicoanalítica en la formación concentrada y a distanci
Diana Sahovaler de Litvinoff[1], Alicia Leisse de Lustgarten[2], María Cristina Ashworth[3], Socorro Ramonet[4]
Introducción
El Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis cumple funciones de difusión del psicoanálisis y de formación de psicoanalistas en países donde no existen Institutos de nuestra Asociación Psicoanalítica Internacional, API. La base de la formación impartida en el ILAP, se asienta en la experiencia desplegada en nuestros Institutos tradicionales.
Unas breves líneas introductorias: El proyectó se concretó para dar respuesta a profesionales de la salud que no contaban con psicoanalistas que dieran asistencia y/o formación analítica; lo que fue haciendo eco en analistas que, viviendo en países distantes, se abocaron a implementar un camino no exento de obstáculos al tener que articular el modelo de formación tripartito establecido: análisis, supervisión y seminarios, que tomara en cuenta las especificidades de la región así como las variantes culturales. Aquellos que vislumbraron, en la fundación del ILAP, la oportunidad de dar respuesta a aquellos pedidos, se preocuparon también porque dicha formación tuviera la misma rigurosidad y excelencia esperable para todo Instituto.
En su trabajo “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica” presentado en el 5º Congreso Psicoanalítico Internacional en Budapest, Freud (1919) abordó el tema de la posibilidad de adaptar la técnica a distintas circunstancias que se plantearan en el futuro. Estos cambios tendrían que ver no solo con estrategias para encarar la cura en las distintas neurosis; también con entornos inesperados o impensados. Citaba como hipótesis, el caso de que amplias capas de la población pudieran acceder a la terapia psicoanalítica, que en ese caso dejaría de ser “elitista”, reservado a sectores pudientes de la Sociedad y ejercido por un puñado de terapeutas, advirtiendo que: …“cuando sucede, se nos planteará la tarea de adecuar nuestra técnica a las nuevas condiciones... Y también es muy probable que en la aplicación de nuestra terapia a las masas nos veamos precisados a alear el oro puro del análisis con el cobre de la sugestión directa... Pero cualquiera que sea la forma futura de esta psicoterapia para el pueblo, y no importa qué elementos la constituyan finalmente, no cabe ninguna duda de que sus ingredientes más eficaces e importantes seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis riguroso, ajeno a todo partidismo”.
Aquella situación advertida por el pionero del psicoanálisis es ya un hecho. El psicoanálisis, si bien no masivo, es un ejercicio difundido y el “futuro” nos ha planteado una nueva situación a resolver: qué sucede cuando paciente y analista, cuando profesor y candidato, están separados por una distancia tal, que la posibilidad de desplazase para hacer un análisis o una formación completa, queda restringida. Contamos ahora con medios de transporte veloces que acortan los trayectos, así como con avances tecnológicos que modifican los parámetros espacio-temporales; proporcionando nuevas alternativas como son los análisis concentrados, supervisiones presenciales y “on line”, video conferencias, cursos intensivos y virtuales.
¿Son estos el “cobre” en que se ha trasformado el “oro puro” con el que tenemos que lidiar hoy en día? Nadie podría afirmar que es lo mismo un vínculo presencial que uno virtual, como veremos más adelante. Por definición, el hecho de que no sea “igual”, no lo invalida, en tanto se mantengan vigentes los elementos propios de un análisis, supervisión o transmisión de conocimientos. La emergencia de situaciones novedosas, invita al intercambio de ideas, así como a cotejar las distintas experiencias. Es lo que pretendemos con este trabajo.
En los Institutos creados para la difusión del Psicoanálisis, en regiones que se han visto privadas del desarrollo del mismo, o donde no existen sociedades vinculadas a IPA y FEPAL, estas consideraciones son de crucial importancia. Años atrás, sucedía que las solicitudes que se hacían, algunas de ellas sin respuestas durante largo tiempo, no podían atenderse con propiedad a pesar de las buenas voluntades individuales, porque no existía un organismo centralizado para funcionar como Instituto y en tanto tal, para dar respuesta a la necesidad de análisis y formación. La difusión del Psicoanálisis, hasta hace poco, estuvo dejada al azar. En algunos casos a la suerte o la “mala suerte” de analistas que debieron emigrar, por razones políticas por ejemplo, a países, donde constituyeron el germen para la creación de nuevas sociedades. A partir de la instauración del PIEE, el Instituto Psicoanalítico para Europa del Este y del ILAP para Latinoamérica, ese proceso dejó de ser azaroso para hacerse planificado.
Implementar la formación ha supuesto la creación de figuras novedosas como son los seminarios y análisis concentrados, seminarios a distancia, supervisiones presenciales y virtuales. Los resultados son registrados y evaluados para atender la formación que continúa y se repiensa con miras al futuro. El entusiasmo de alumnos y profesores, la elaboración de trabajos teórico-clínicos, la presentación de materiales clínicos, las apreciaciones críticas y los cambios que se implementan no difieren de los que hemos observado, como profesores y supervisores, en Institutos regulares en nuestros países de origen.
El ILAP
El 22 de enero del 2006, los entonces presidentes de IPA y FEPAL, firmaron en Nueva York el Memorándum de Entendimiento para la creación, desarrollo y funcionamiento del Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis. Las Normas y Procedimientos de la IPA fundamentan su funcionamiento, suscribiendo el modelo uruguayo, uno de los tres que rigen para el entrenamiento psicoanalítico. Constituimos un par del PIEE, el Instituto de formación para los países de Europa del Este. Afrontamos variantes culturales específicas de cada país, lo que da una experiencia particular a cada lugar: Panamá, que ha buscado, desde años atrás, caminos para hacerse de profesionales del Psicoanálisis con entrenamientos sistemáticos en la línea psicodinámica a nivel de pre y post grado universitario; Honduras, con un nivel de entrenamiento previo más básico, pero con evidente deseo de formación y Bolivia, abierta a las actividades de extensión para atender las demandas en un entorno social muy presente.
Una anécdota viene al caso. En una de las Escuelas de Difusión que organizaba el ILaP años atrás, un par de colegas que venían con la experiencia del PIEE, pensaron que los profesionales que se interesaban por nuestra formación estaban más bien para entrenarse como psicoterapeutas y solo después con más experiencia y conocimiento, correspondería la aplicación. Nos decían que en sus países la mayoría lo hacían así. Nuestra experiencia ha mostrado como aun los pocos que logran vencer las dificultades que la formación encara, aprovechan con lo básico que disponen cuando comienzan También nos objetaron interlocutores más cercanos, que por qué no continuábamos con nuestra vieja tradición de que algún colega fuera financiado para encarar su formación en una Institución Psicoanalitica acreditada y después hacerse cargo de los que en su país de origen lo requirieran. Pero esto no era viable por el número de aplicantes y por los riesgos de contaminación cuando un solo didacta debía atender funciones de análisis y supervisión.
Cada vez que mostramos el seguimiento de nuestras actividades en los foros de las diferentes Sociedades Psicoanalíticas, en las Reuniones de Presidentes o en otros contextos de presentación de trabajos científicos, el vigor de la propuesta le gana la mano a las dificultades que surgen. Ellas pueden referir a procesos analíticos que se traban por dificultades económicas derivadas de las erogaciones que supone atender los compromisos que la formación comporta o por las distancias geográficas infranqueables por medios que no sean de alto costo. También hacen peso otras escuelas fuera de la IPA, que pretenden ganar para sus filas a aquellos que buscan entrenamiento, ofreciendo caminos “más fáciles” en cuanto a las exigencias que comporta nuestra formación. Llevar adelante proyectos que conllevan obstáculos, polémicas y hasta divergencias ideológicas tienden a exacerbar la rivalidad y la vulnerabilidad narcisística, ciertamente propias de la condición humana, pero también exponente de la vulnerabilidad de nuestro funcionamiento institucional.
Transitando los análisis
Hemos elegido referirnos en primer lugar, a los análisis, en vista de las condiciones particulares en que estos transcurren, pero también para contribuir al estudio de cómo estos procesos preservan lo que hace a un proceso psicoanalítico: la instalación de la transferencia, el trabajo con el discurso inconsciente que se muestra en la asociación libre, las resistencias y lo que entendemos por síntoma analítico: la interrogante que el sujeto se hace de su conflicto.
Destacando la transferencia como una de las vertientes centrales del análisis, queremos suscribir la definición que Laplanche y Pontalis (1974) hacen de la transferencia como…” el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad”…
A partir de aquí, queremos hacer un inciso para señalar, tal como enuncia el encabezado de nuestro trabajo, el lugar diverso desde el cual enfocaremos la transferencia, en tanto no nos suscribiremos únicamente a la clínica y sus derivaciones psicodinámicas. Nos referimos a que lo que transita el candidato que hace su formación en el ILaP, se traducirá también en desplazamientos inconscientes en docentes, seminarios o supervisores; es decir, en todos aquello que hace semblante. Desde una comprensión lacaniana, atribuyendo un sujeto a un saber o aquello que lo representa. Hemos dado en llamarlo transferencia lateral.
Pero volvamos al escenario del análisis. Para la Formación psicoanalítica, el análisis es una condición sine qua non que comienza desde que el aspirante es admitido y antes de que sea candidato. Viene al caso destacar que en el ILaP, fuera del análisis presencial de alta frecuencia que define a los análisis regulares, funciona el análisis concentrado o el condensado. Este último agrega al anterior la posibilidad de que más de una sesión pueda ser atendida en un mismo día, con tres modalidades que transcribo y que descansan en nuestro Código de Procedimientos:[5]
El análisis concentrado podrá realizarse en régimen: a) quincenal o b) mensual o c) anual
a. Quincenal: cinco sesiones de análisis separadas entre sí y no más de dos sesiones en un mismo día.
b. Mensual: diez sesiones de análisis separadas realizadas en cinco días consecutivos y no más de dos sesiones en un día.
c. Cien (100) horas anuales distribuidas en la modalidad que el analizando y analista acuerden, tomando en cuenta que no ocurran más de dos sesiones diarias y que éstas no sean continuas.
El análisis concentrado se establece para instrumentar el análisis personal en países donde no existen instituciones de la API y, por lo tanto, sin analistas en funciones didácticas, procurando crear un encuadre suficiente para que el candidato encare su inconsciente de manera sostenida y profunda en vista también de su trabajo con pacientes. Se realiza in-situ o extra-situ, viajando el candidato a la ciudad del analista o viajando el analista a la ciudad del analizando,
Traemos algunos testimonios anónimos para aproximar nuestra escucha a los análisis cuyo devenir se aleja del encuadre establecido.
Escuchemos: “Introducir el análisis en mi vida ha sido una experiencia no solo de mucho aprendizaje sino salvadora. En el momento que decido iniciarlo, me encuentro casi vencida por la pulsión de muerte. Viajo a X, me acuesto en un diván. En las paredes hay algunas pinturas, diplomas y una caricatura de Freud. Se inicia el proceso, me interno en ese mundo interior acompañada por mi analista. Voy desesperada, siento que es la única oportunidad que tengo de sobrevivir. El análisis se lleva a cabo dos veces por día durante 5 días, después viene la despedida y el retorno a casa. Tengo miedo de perder lo ganado, de perder la conexión con la analista. Dos semanas después la doctora está en mi ciudad, ahora me acuesto ya no en un diván sino en un sofá improvisado, las paredes son otras desnudas de cuadro. Solo estamos ella, yo y el encuadre y eso es suficiente para que el inconsciente surja. En ese momento me siento como si estuviera en X (país de la analista); no encuentro diferencias para que se dé el proceso. Seis meses después otro cambio, ahora la analista llega a la capital y de nuevo todo fluye con la misma naturalidad que antes. Diez meses después de haber comenzado mi análisis personal y por problemas económicos, no puedo viajar, y recibir únicamente las 6 sesiones a las que tengo opción durante la estadía de la psicoanalista en mi país, no es suficiente. Solicito permiso para comenzar mi proceso por Skype (via internet), durante la temporada alta y así continuar con el mismo ritmo que he llevado. Ahora el escenario es otro, me acuesto en un sofá, ya no es la persona de la analista la que se sienta atrás sino una computadora. Otro ambiente de trabajo y una maquina de por medio; al inicio me asaltan muchas dudas. Pero desde el primer momento el proceso sigue igual y yo avanzo como siempre a tientas por el camino del inconsciente. Al final no importa la ciudad, si es presencial o virtual, el análisis es el mismo, la transferencia se establece, afloran las resistencias y mi proceso avanza. Si se me permite decirlo así, es un momento mágico que se logra cada vez que estamos los tres (analista, paciente y encuadre). Y a través de esta modalidad de análisis condensado mi vida cambia, las pulsiones de vida ganan la batalla, recupero la vitalidad de mi cuerpo y el disfrute en el estudio. No sé cómo sería un análisis normal, pero esta modalidad también funciona, y para mi persona, muy bien”.
No me corresponde ahondar en las particularidades transferenciales que asoman en este análisis. Sí fuimos testigo y parte de la admisión de esta chica y de su empeño, evidente en el vínculo que establece con su analista. Entusiasta, como casi todos, compartía dificultades de diverso tipo, desde económicas hasta geográficas, con un claro deseo de formarse como psicoanalista. Su tesón dura hasta hoy. La figura de su analista es una suerte de agarre, no solo de su trabajo personal, sino de su formación toda, resignificando una suerte de transferencia que acarrea el peso institucional inevitable con las dificultades que se interponen y los esfuerzos que se construyen. Pudimos también escucharlo cuando participamos en algunas de las escuelas de Europa del Este, quedando una impresión como la que recogemos en los inicios del psicoanálisis: la gesta de una propuesta que se encuentra con un sinfín de obstáculos, pero que apunta a una nueva forma de tratamiento: la puesta en escena del inconsciente, de la transferencia y la cura por la palabra.
Algunas reflexiones
El procesos psicoanalítico se pone en marcha cuando paciente y analista concurren a un mismo cuarto, una condición que convoca a la transferencia en tanto la presencia de alguien que “presta su persona” revestida de semblante. La distancia del diario vivir y lo concentrado de la experiencia queda recortado en un campo que se constituye en el encuentro del par analítico:
“Me gustaría presentar mi propia experiencia como un ejemplo. Yo he estado en psicoanálisis por un año alternando con sesiones personales en análisis condensado durante el tiempo de las conferencias (se refiere a las actividades que incluyen la presencia de su analista que participa en un evento científico) y por teléfono cuatro veces por semana cuando yo estaba de vuelta en mi país. Tengo usualmente las sesiones telefónicas en mi consultorio. La sesión es parte de mi día de trabajo y el tiempo para el análisis está separado. Yo me ubico en mi silla y hago la llamada. Algunas veces me toma unos pocos minutos empezar, cambiar desde el paciente puede ser difícil. El sentido de apertura y confianza hace al teléfono un medio transparente que provee la posibilidad de tener un trabajo analítico. La continuidad en el tiempo establece un entorno de contención que se siente seguro y emocionalmente estable. El espacio analítico es creado entre analista y paciente. Yo considero que es principalmente en el espacio transicional, localizado en la relación, donde la esencia del proceso analítico tiene lugar. Soy capaz de explorar temas en asociación libre, sueños, interpretaciones, resistencia y transferencia. El marco es la relación y otros temas como el espacio físico parecen desvanecerse. He experimentado importantes diferencias entre las sesiones telefónicas de aquellas que se tienen personalmente. No creo que esta modalidad es adecuada para todos y cada caso debe ser considerado en su propia situación.
Se puede trabajar la transferencia negativa al igual que la positiva y la contra-transferencia. El análisis a distancia brinda la oportunidad de trabajar con el analista que la persona desea, sin restricciones geográficas. Además el análisis es parte de la vida diaria del paciente. El análisis condensado en persona es muy difícil e intenso. La persona debe dejar su trabajo, su familia, están los gastos del viaje y tener que cumplir con el número de horas requeridas”.
La convicción que muestra este testimonio, da cuenta de un vínculo transferencial presente no solo desde la perspectiva que hace al análisis, el discurso inconsciente que le dirige a su analista en tanto semblante favorecedor de reediciones. A nuestro modo de ver, el escenario institucional que provee el recurso para formarse, arrimaría previamente un escenario para que el trabajo analítico se produzca. Sin embargo, la particularidad de la transferencia que se despliega invita a un examen cuidadoso para rastrear diferencias y particularidades. Desde ya, todos los testimonios parecen coincidir en que un tiempo previo de análisis presencial es fundamental. Pero más allá de esto, para el entrenamiento de un futuro analista, ¿es suficiente la puesta de la palabra sin la presencia del par analítico? La experiencia de verse en un mismo cuarto ¿es sustituible? ¿Hace peso específico el hecho de que se trate de análisis de formación? ¿Un analista que a su vez analizará a candidatos? ¿Y las resistencias? El discurso que se escucha en la presencia de dos, ¿cómo varía? Son solo unas pocas preguntas de un asunto complejo por demás, que convocan la discusión.
Un nuevo testimonio trae la figura del skype donde el otro se ve, o el paciente es mirado o ambos se miran; pero además porque también se refiere a las otras “patas” del trípode de la formación:
“Empecé análisis por skype con una persona que ya conocía hace muchos años. Creo que eso hizo una diferencia enorme. Tener un contacto en persona antes de iniciar una relación a distancia es fundamental. Lo mismo me sucede en el caso de las supervisiones o de los seminarios. Me cuesta muchísimo tomar un seminario a distancia con un profesor que no conozco, no termino de conectarme. Así mismo, en las supervisiones donde los encuentros no son tan frecuentes como en análisis, percibo que tomamos un tiempo para hablar de cosas como el clima, algún asunto mundial importante o algún evento de la vida personal significativo. Creo que en mi caso actualizo los mismos conflictos que hubiera hecho en un análisis presencial tal vez con diferentes matices. Mi experiencia en el análisis por skype con los periodos presenciales intercalados por las separaciones me hace revivir una situación de mi infancia donde yo vivía en un país y mi padre en otro. Creo que esta modalidad me ha hecho trabajar este aspecto fundamental de mi vida que tal vez lo vería en un análisis presencial pero que en esta modalidad, sin lugar a dudas, toma prominencia y por ende es una prioridad en nuestro trabajo.
Las ideas que vamos exponiendo a lo largo de este trabajo, suscriben la afirmación de dos colegas del PIEEE Szonyi y Stajner-Popovic: “El entrenamiento en la educación psicoanalítica ha tenido que ser provisto en algunos países donde no hay Institución de la IPA, en un formato condensado”. Así extienden ingeniosamente los alcances que ello deriva en el título de un trabajo extenso y acucioso: “Análisis condensado, supervisión condensada y vida condensada” (2008).
Detengámonos ahora en la función del Miembro enlace.
Creada a partir del establecimiento de los Seminarios presenciales, cada país donde el ILaP opera, cuenta con un miembro del Consejo que es enlace con un candidato del país en cuestión.
La puesta en marcha del mencionado enlace dejó entrever que en un comienzo los seminarios virtuales no eran atractivos; no tanto por su contenido sino por la falta de contacto. Los puentes transferenciales no se establecían, el nuevo conocimiento no era investido libidinalmente en el amor de saber y no todos los aspirantes comenzaban su análisis “didáctico” al mismo tiempo. Todo ello, hizo efecto en cómo se fueron armando los grupos. Sabemos que la cohesión no descansa sólo en el trabajo en común; también en las energías libidinales, lo que trae la pregunta si las vicisitudes de este tipo de formación tendrán que ver con tempranos splitting antes de que se consolide un grupo de estudio y apuntaría a prestar cuidados particulares desde el entrenamiento. Combinar figuras docentes estables, como referente institucional, con otras que rotan aportando distintas líneas de pensamiento y abordajes teórico- clínicos plurales, forma parte del marco institucional que pretendemos se vaya consolidando.
En la Formación de cualquier Instituto Psicoanalítico ya establecido, tanto los docentes como otros miembros de la Sociedad, ocupan lugares de transferencia[6]. En nuestra experiencia la figura de enlace la recoge de manera particular. Una docente que luego de haber dado seminarios virtuales, atendió seminarios presenciales, trasmitió la siguiente información sobre lo que observó en ese grupo: “Se ve tu “respaldo y tu huella en el grupo, te reconocen como su "enlace" pero sobre todo tu presencia, pienso que les da cohesión. Es un grupo muy lindo, que tiene que pasar este "cuello de botella" de comenzar a analizarse aquellos que todavía no lo hicieron”.
Desde este lugar, hemos sido testigos de las transformaciones que ocurren con el inicio del análisis: cambios en la dinámica grupal, en la capacidad para comprender los temas de lectura a la par que varía la manera de leer el material clínico, El deseo más claro de ser psicoanalista se acompaña de mayor tolerancia a la incertidumbre y al no saber, así como mayor capacidad de escucha en el grupo.
La función de enlace se implementa, acordándose que el miembro designado irá una vez al año a dar seminarios presenciales, realizar entrevistas individuales con cada uno de los candidatos y pre-candidatos e informar al Consejo del ILaP sobre la dinámica grupal y la situación actual de cada uno de los integrantes. Además de agilizar la comunicación y mantenerla al día, permite un seguimiento más sistemático del candidato, recogiendo el feedback de los seminarios e interviniendo en la dinámica del grupo. Comienza así, a representar una suerte de figura de constancia que sostiene y da continuidad al proceso de formación, delineándose como la figura de contención y depositaria del conocimiento de la historia del grupo y de cada uno de los miembros que lo integran. Tiene, a su vez, un doble efecto: en el grupo en Formación y en los Miembros del ILaP, creando una visión más integrada del trabajo que se realiza.
El miembro enlace empieza a tener peso “transferencial” en la medida que observa las dificultades que tienen los integrantes del grupo para sentir su pertenencia en una formación en la que aparecen rivalidades y para reubicarse en relación con otros que antes pudieron ser sus psicoterapeutas, supervisores o profesores. Las expectativas en cuanto al objeto de estudio son otras, así como la aproximación a conceptos nuevos en una suerte de andar y desandar. Estimular, aclarar y evaluar en las entrevistas individuales los distintos aspectos en juego para la formación de los candidatos, asoma que hacerse analista no tiene que ver con la reproducción de un modelo o con la trasmisión de un saber. Se trata del deseo del sujeto de ser analista y del aserto de que nadie estaría en condiciones de ejercer el psicoanálisis sin haber hecho un análisis de formación. Todo esto que pareciera una verdad de Perogrullo, se va instalando poco a poco en los grupos en formación, que al no tener Sociedades psicoanalíticas hace más lejana la significación de estas experiencias.
En el desarrollo de uno de los grupos, ocurrió que en el primer seminario presencial se desplegó la transferencia como resistencia al nuevo conocimiento psicoanalítico y a la nueva metodología de trabajo. La transferencia al saber, inicialmente aprehensiva se fue transformando en amor de transferencia al nuevo objeto de estudio, lo que coincidió con el inicio de los respectivos análisis didácticos.
Sabemos que la transferencia, que refiere a la puesta en escena de apuestas libidinales y tanáticas, se despliega con figuras representativas cuando el nuevo grupo se consolida. Como afirma Lacan, los momentos “fuertes” de la transferencia se inscriben en los tiempos “débiles” del análisis (1951).
Seminarios virtuales y presenciales
El ILAP brinda seminarios de difusión y de formación. Para los Seminarios de formación seguimos un modelo similar al uruguayo. Se dictan dos seminarios presenciales y un seminario virtual por cuatrimestre con la modalidad de seminarios concentrados. El docente se traslada al país donde se encuentra el grupo y dicta 16 horas. Frecuentemente el docente también realiza actividades de difusión: una conferencia pública en una Universidad o coordina un cine-debate o brinda supervisiones colectivas.
Como puede entenderse, esto le representa un gran esfuerzo, además del lucro cesante que debe absorber. Es también un esfuerzo para el grupo, porque los candidatos suspenden sus actividades para abocarse al seminario. Sin embargo, en casi la totalidad de las oportunidades se ve compensado con la satisfacción y el reconocimiento del grupo y la transferencia lograda hacia el psicoanálisis. En la investigación que está llevando la Dirección de Evaluación y Seguimiento del ILAP, los alumnos entrevistados han alabado el nivel académico de los docentes y su entrega.
La modalidad de seminarios virtuales sigue un modelo de implementación pionero aportado por un Instituto Latinoamericano cuya trayectoria le ha valido el elogio y consultas de docentes de otros Institutos en el mundo; también del programa de Educación a Distancia de otra Sociedad, también de nuestra región. Las clases se suben cada dos semanas, los alumnos entran en el Foro para formular preguntas y comentarios a los docentes e intercambiar conceptos con sus compañeros. El docente debe dedicar un par de horas por día a atender el Foro y, en general, se da un intercambio activo e incluso se polemiza. Al finalizar cada clase, el equipo docente formula una serie de preguntas para dar cuenta de la comprensión del texto. Se realizan video-conferencias y una vez finalizado, se hace una visita presencial para dar un Seminario aclaratorio y de elaboración.
Los docentes pertenecen a las distintas sociedades que componen FEPAL. Algunos han sido invitados y otros han ofrecido su colaboración, su trabajo y su tiempo. Hay mucho aún por investigar; pero hasta ahora hemos visto que se ha despertado una intensa transferencia hacia el psicoanálisis, tanto en el aspecto de difusión del psicoanálisis en las distintas sociedades, como en el que se refiere específicamente a la formación psicoanalítica, asistiendo a los candidatos con las dificultades que encaran para sostener su deseo de ser psicoanalistas.
Para ilustrar este trabajo, hemos recogido algunos testimonios anónimos de supervisores y alumnos que nos parecen relevantes.
Testimonios de experiencias de Formación: Seminarios concentrados y virtuales
“Durante los últimos años hemos tenido la oportunidad que nos ha ofrecido el ILAP de estudiar Psicoanálisis en un programa formal. Estamos muy agradecidos pues el traer el Psicoanálisis a Panamá es de suma importancia. Desde hace muchos años hemos estado estudiando el Psicoanálisis y con el ILAP se abren las puertas para difundirlo y ser parte de la IPA y estar en continuo aprendizaje. Es el sueño de Freud de que el Psicoanálisis no se quedara como una doctrina de sus colegas vieneses sino de difundirlo y abrirlo al mundo. Recuerdo su alegría, cuando viajando a los Estados Unidos en barco para dictar sus conferencias, uno de los camareros del transatlántico le comentó que había disfrutado de la lectura del Psicoanálisis de la vida cotidiana. Para Freud era importantísimo que el Psicoanálisis le llegara al mundo. Y esa ha sido la labor de ustedes, completar el sueño de Freud. Muchísimas gracias, pues es además mi sueño personal que he tenido por décadas”
“En líneas generales creo y he sentido que la formación se ha ido dando muy fluidamente y sin muchos obstáculos en el camino, hecho que para mi y creo que para todas ha sido muy tranquilizante y sus esfuerzos por seguir llevando esto a cabo, muy reconfortante. En cuanto a los seminarios, me inclino mucho más por los presenciales. Si bien se pierde la continuidad y la posibilidad de ir integrando y elaborando el material de forma más espaciada como ocurre en los virtuales, la presencia física del analista y los candidatos me parece fundamental. En cuanto a las supervisiones, he encontrado que una vez establecido el vínculo con el analista, las supervisiones virtuales llegan casi a equipararse al encuentro presencial. Mi experiencia tanto virtual como presencial ha sido buenísima”.
Testimonios espontáneos enviados al Foro virtual durante el dictado de un Seminario virtual
“Estamos organizando el horario para la videoconferencia y ahí estaremos conectados. Sobre la pregunta que pide que tengamos ese día o que le escribamos al correo por mi parte, me gustaría que ampliara mas sobre lo imaginario, simbólico y real. Igual quiero expresarle que en lo personal, e igual varios de los compañeros con los que he dialogado, estamos muy satisfechos con el seminario. Le diré que a mí no me gustaba la idea de los seminarios virtuales, pero con este que estamos recibiendo me ha encantado. No me imaginé que podíamos aprender tanto con esta metodología virtual. Ahora espero poder entender algo más los escritos de Lacan. Y bueno he aprendido bastante, hasta me ha gustado la teoría lacaniana”.
Testimonio de Supervisión de un analista en función didáctica
Para mí la recomendación significó desde el principio, la continuación en mi vida profesional como analista, de la más sana, conveniente y en mi opinión, obligatoria práctica de supervisión como mecanismo no solo de formación sino de actualización, mantenimiento y oxigenación del quehacer psicoanalítico ...Quiero decir; no se termina nunca la formación y por ende no terminan los procedimientos empleados en ella como es la supervisión, puesto que esta se alimenta de nuestros procesos inconscientes que tampoco se agotan en su completo análisis. Lo que expongo pretende significar que la propuesta por parte de ILAP me pareció razonada, seria, consistente y además adecuada a la intención que el producto de la formación, que son los nuevos analistas, tenga un mínimo de control de calidad , difícil por demás de evaluar por lo aislado y solitario de nuestro trabajo. Fue así que me acogí rápidamente a la propuesta y por espacio de un año disfrute del acompañamiento de uno de los más distinguidos, inteligentes y agudos colegas de nuestra región quien sin proponérselo, no solo me ayudó a supervisar complejos casos, sino que además me enseñó cómo aprender a supervisar mejor...Una vez concluida mi experiencia, me siento en la posición de recomendar que este proceso de supervisión para analistas en funciones didácticas del ILAP, sea mandatorio, obligante y requisito para la obtención de mejores resultados en la formación de nuevos analistas”.
Hemos querido incluir al final, el único testimonio que tenemos desde el lugar del analista. Sabemos que nos restringe el cuidado por la confidencialidad. Acá escuchamos una experiencia rica y generosa, desde la función de hacerse didacta hasta sostener la tarea de supervisar. Años venideros nos permitirán recoger otras miradas en número y recorrido, menos expuestas a develar lo que es propio de la intimidad que acompaña el trabajo psicoanalítico. Es nuestro propósito seguir indagando, interrogando y procesando la experiencia por venir, para verterla en nuevos recursos que hagan a una formación suficientemente buena -feliz expresión winnicotiana- considerando las condiciones especiales que comportan otras regiones que se abren a la gesta psicoanalítica.
A todos los protagonistas que en lo distintos escenarios de fundadores, colaboradores, docentes, supervisores, analistas y candidatos que mantienen su anonimato de cara a nosotros, hoy le damos nuestra palabra de reconocimiento y gratitud.
Referencias Bibliográficas
Freud, S: (1919) “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica”. Buenos Aires: Amorrortu XVII Buenos Aires, 1985
Laplanche, J. y Pontalis, J.B. (2008) Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Labor
López Garza, D., Ramonet R, S. y Cuevas C, P.: (2010) Proyecto de investigación para la evaluación y seguimiento de los resultados de los métodos de análisis didáctico, supervisiones y seminarios del ILaP
Roudinesco, E. y Plon, M.: (1998) Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós
Szönyi, G. and Štajner-Popovié, T.: (2008) Shuttle analysis, Shuttle Supervision, and Shuttle Life-Some Facts, Experiences and Questions. Sep.
[1] Miembro Titular en función didáctica de la asociación Psicoanalítica Argentina, Fepal e IPA, Directora Asociada del Área de Formación, Seminarios y Supervisión, ILaP
[2] Miembro Titular en función didáctica de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, Fepal e IPA, Directora Asociada del Área de Formación, Admisión, Análisis y Promociones, ILap
[3] Miembro Titular en función didáctica de la Sociedad Psicoanalítica de caracas, Fepal e IPA, Secretaria Adjunta del Área de Formación, Admisión, Análisis y Promociones, ILaP
[4] Miembro Titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, Fepal e IPA, Secretaria Adjunta del Área de Evaluación y Seguimiento, ILaP
[5] Código de Procedimientos del ILaP, ver site: www.ilap.org.uy
[6] Lo que antes definimos como trasnferencia lateral
Introducción
El Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis cumple funciones de difusión del psicoanálisis y de formación de psicoanalistas en países donde no existen Institutos de nuestra Asociación Psicoanalítica Internacional, API. La base de la formación impartida en el ILAP, se asienta en la experiencia desplegada en nuestros Institutos tradicionales.
Unas breves líneas introductorias: El proyectó se concretó para dar respuesta a profesionales de la salud que no contaban con psicoanalistas que dieran asistencia y/o formación analítica; lo que fue haciendo eco en analistas que, viviendo en países distantes, se abocaron a implementar un camino no exento de obstáculos al tener que articular el modelo de formación tripartito establecido: análisis, supervisión y seminarios, que tomara en cuenta las especificidades de la región así como las variantes culturales. Aquellos que vislumbraron, en la fundación del ILAP, la oportunidad de dar respuesta a aquellos pedidos, se preocuparon también porque dicha formación tuviera la misma rigurosidad y excelencia esperable para todo Instituto.
En su trabajo “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica” presentado en el 5º Congreso Psicoanalítico Internacional en Budapest, Freud (1919) abordó el tema de la posibilidad de adaptar la técnica a distintas circunstancias que se plantearan en el futuro. Estos cambios tendrían que ver no solo con estrategias para encarar la cura en las distintas neurosis; también con entornos inesperados o impensados. Citaba como hipótesis, el caso de que amplias capas de la población pudieran acceder a la terapia psicoanalítica, que en ese caso dejaría de ser “elitista”, reservado a sectores pudientes de la Sociedad y ejercido por un puñado de terapeutas, advirtiendo que: …“cuando sucede, se nos planteará la tarea de adecuar nuestra técnica a las nuevas condiciones... Y también es muy probable que en la aplicación de nuestra terapia a las masas nos veamos precisados a alear el oro puro del análisis con el cobre de la sugestión directa... Pero cualquiera que sea la forma futura de esta psicoterapia para el pueblo, y no importa qué elementos la constituyan finalmente, no cabe ninguna duda de que sus ingredientes más eficaces e importantes seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis riguroso, ajeno a todo partidismo”.
Aquella situación advertida por el pionero del psicoanálisis es ya un hecho. El psicoanálisis, si bien no masivo, es un ejercicio difundido y el “futuro” nos ha planteado una nueva situación a resolver: qué sucede cuando paciente y analista, cuando profesor y candidato, están separados por una distancia tal, que la posibilidad de desplazase para hacer un análisis o una formación completa, queda restringida. Contamos ahora con medios de transporte veloces que acortan los trayectos, así como con avances tecnológicos que modifican los parámetros espacio-temporales; proporcionando nuevas alternativas como son los análisis concentrados, supervisiones presenciales y “on line”, video conferencias, cursos intensivos y virtuales.
¿Son estos el “cobre” en que se ha trasformado el “oro puro” con el que tenemos que lidiar hoy en día? Nadie podría afirmar que es lo mismo un vínculo presencial que uno virtual, como veremos más adelante. Por definición, el hecho de que no sea “igual”, no lo invalida, en tanto se mantengan vigentes los elementos propios de un análisis, supervisión o transmisión de conocimientos. La emergencia de situaciones novedosas, invita al intercambio de ideas, así como a cotejar las distintas experiencias. Es lo que pretendemos con este trabajo.
En los Institutos creados para la difusión del Psicoanálisis, en regiones que se han visto privadas del desarrollo del mismo, o donde no existen sociedades vinculadas a IPA y FEPAL, estas consideraciones son de crucial importancia. Años atrás, sucedía que las solicitudes que se hacían, algunas de ellas sin respuestas durante largo tiempo, no podían atenderse con propiedad a pesar de las buenas voluntades individuales, porque no existía un organismo centralizado para funcionar como Instituto y en tanto tal, para dar respuesta a la necesidad de análisis y formación. La difusión del Psicoanálisis, hasta hace poco, estuvo dejada al azar. En algunos casos a la suerte o la “mala suerte” de analistas que debieron emigrar, por razones políticas por ejemplo, a países, donde constituyeron el germen para la creación de nuevas sociedades. A partir de la instauración del PIEE, el Instituto Psicoanalítico para Europa del Este y del ILAP para Latinoamérica, ese proceso dejó de ser azaroso para hacerse planificado.
Implementar la formación ha supuesto la creación de figuras novedosas como son los seminarios y análisis concentrados, seminarios a distancia, supervisiones presenciales y virtuales. Los resultados son registrados y evaluados para atender la formación que continúa y se repiensa con miras al futuro. El entusiasmo de alumnos y profesores, la elaboración de trabajos teórico-clínicos, la presentación de materiales clínicos, las apreciaciones críticas y los cambios que se implementan no difieren de los que hemos observado, como profesores y supervisores, en Institutos regulares en nuestros países de origen.
El ILAP
El 22 de enero del 2006, los entonces presidentes de IPA y FEPAL, firmaron en Nueva York el Memorándum de Entendimiento para la creación, desarrollo y funcionamiento del Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis. Las Normas y Procedimientos de la IPA fundamentan su funcionamiento, suscribiendo el modelo uruguayo, uno de los tres que rigen para el entrenamiento psicoanalítico. Constituimos un par del PIEE, el Instituto de formación para los países de Europa del Este. Afrontamos variantes culturales específicas de cada país, lo que da una experiencia particular a cada lugar: Panamá, que ha buscado, desde años atrás, caminos para hacerse de profesionales del Psicoanálisis con entrenamientos sistemáticos en la línea psicodinámica a nivel de pre y post grado universitario; Honduras, con un nivel de entrenamiento previo más básico, pero con evidente deseo de formación y Bolivia, abierta a las actividades de extensión para atender las demandas en un entorno social muy presente.
Una anécdota viene al caso. En una de las Escuelas de Difusión que organizaba el ILaP años atrás, un par de colegas que venían con la experiencia del PIEE, pensaron que los profesionales que se interesaban por nuestra formación estaban más bien para entrenarse como psicoterapeutas y solo después con más experiencia y conocimiento, correspondería la aplicación. Nos decían que en sus países la mayoría lo hacían así. Nuestra experiencia ha mostrado como aun los pocos que logran vencer las dificultades que la formación encara, aprovechan con lo básico que disponen cuando comienzan También nos objetaron interlocutores más cercanos, que por qué no continuábamos con nuestra vieja tradición de que algún colega fuera financiado para encarar su formación en una Institución Psicoanalitica acreditada y después hacerse cargo de los que en su país de origen lo requirieran. Pero esto no era viable por el número de aplicantes y por los riesgos de contaminación cuando un solo didacta debía atender funciones de análisis y supervisión.
Cada vez que mostramos el seguimiento de nuestras actividades en los foros de las diferentes Sociedades Psicoanalíticas, en las Reuniones de Presidentes o en otros contextos de presentación de trabajos científicos, el vigor de la propuesta le gana la mano a las dificultades que surgen. Ellas pueden referir a procesos analíticos que se traban por dificultades económicas derivadas de las erogaciones que supone atender los compromisos que la formación comporta o por las distancias geográficas infranqueables por medios que no sean de alto costo. También hacen peso otras escuelas fuera de la IPA, que pretenden ganar para sus filas a aquellos que buscan entrenamiento, ofreciendo caminos “más fáciles” en cuanto a las exigencias que comporta nuestra formación. Llevar adelante proyectos que conllevan obstáculos, polémicas y hasta divergencias ideológicas tienden a exacerbar la rivalidad y la vulnerabilidad narcisística, ciertamente propias de la condición humana, pero también exponente de la vulnerabilidad de nuestro funcionamiento institucional.
Transitando los análisis
Hemos elegido referirnos en primer lugar, a los análisis, en vista de las condiciones particulares en que estos transcurren, pero también para contribuir al estudio de cómo estos procesos preservan lo que hace a un proceso psicoanalítico: la instalación de la transferencia, el trabajo con el discurso inconsciente que se muestra en la asociación libre, las resistencias y lo que entendemos por síntoma analítico: la interrogante que el sujeto se hace de su conflicto.
Destacando la transferencia como una de las vertientes centrales del análisis, queremos suscribir la definición que Laplanche y Pontalis (1974) hacen de la transferencia como…” el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad”…
A partir de aquí, queremos hacer un inciso para señalar, tal como enuncia el encabezado de nuestro trabajo, el lugar diverso desde el cual enfocaremos la transferencia, en tanto no nos suscribiremos únicamente a la clínica y sus derivaciones psicodinámicas. Nos referimos a que lo que transita el candidato que hace su formación en el ILaP, se traducirá también en desplazamientos inconscientes en docentes, seminarios o supervisores; es decir, en todos aquello que hace semblante. Desde una comprensión lacaniana, atribuyendo un sujeto a un saber o aquello que lo representa. Hemos dado en llamarlo transferencia lateral.
Pero volvamos al escenario del análisis. Para la Formación psicoanalítica, el análisis es una condición sine qua non que comienza desde que el aspirante es admitido y antes de que sea candidato. Viene al caso destacar que en el ILaP, fuera del análisis presencial de alta frecuencia que define a los análisis regulares, funciona el análisis concentrado o el condensado. Este último agrega al anterior la posibilidad de que más de una sesión pueda ser atendida en un mismo día, con tres modalidades que transcribo y que descansan en nuestro Código de Procedimientos:[5]
- Un máximo de dos sesiones por día
- Estas sesiones no deben ser continuas
- Deben ocurrir los días de la semana en acuerdo a lo que convengan el analista y el candidato como apropiado.
- Se seguirán los estándares mínimos de la API concerniente al número de sesiones y a la duración del análisis.
El análisis concentrado podrá realizarse en régimen: a) quincenal o b) mensual o c) anual
a. Quincenal: cinco sesiones de análisis separadas entre sí y no más de dos sesiones en un mismo día.
b. Mensual: diez sesiones de análisis separadas realizadas en cinco días consecutivos y no más de dos sesiones en un día.
c. Cien (100) horas anuales distribuidas en la modalidad que el analizando y analista acuerden, tomando en cuenta que no ocurran más de dos sesiones diarias y que éstas no sean continuas.
El análisis concentrado se establece para instrumentar el análisis personal en países donde no existen instituciones de la API y, por lo tanto, sin analistas en funciones didácticas, procurando crear un encuadre suficiente para que el candidato encare su inconsciente de manera sostenida y profunda en vista también de su trabajo con pacientes. Se realiza in-situ o extra-situ, viajando el candidato a la ciudad del analista o viajando el analista a la ciudad del analizando,
Traemos algunos testimonios anónimos para aproximar nuestra escucha a los análisis cuyo devenir se aleja del encuadre establecido.
Escuchemos: “Introducir el análisis en mi vida ha sido una experiencia no solo de mucho aprendizaje sino salvadora. En el momento que decido iniciarlo, me encuentro casi vencida por la pulsión de muerte. Viajo a X, me acuesto en un diván. En las paredes hay algunas pinturas, diplomas y una caricatura de Freud. Se inicia el proceso, me interno en ese mundo interior acompañada por mi analista. Voy desesperada, siento que es la única oportunidad que tengo de sobrevivir. El análisis se lleva a cabo dos veces por día durante 5 días, después viene la despedida y el retorno a casa. Tengo miedo de perder lo ganado, de perder la conexión con la analista. Dos semanas después la doctora está en mi ciudad, ahora me acuesto ya no en un diván sino en un sofá improvisado, las paredes son otras desnudas de cuadro. Solo estamos ella, yo y el encuadre y eso es suficiente para que el inconsciente surja. En ese momento me siento como si estuviera en X (país de la analista); no encuentro diferencias para que se dé el proceso. Seis meses después otro cambio, ahora la analista llega a la capital y de nuevo todo fluye con la misma naturalidad que antes. Diez meses después de haber comenzado mi análisis personal y por problemas económicos, no puedo viajar, y recibir únicamente las 6 sesiones a las que tengo opción durante la estadía de la psicoanalista en mi país, no es suficiente. Solicito permiso para comenzar mi proceso por Skype (via internet), durante la temporada alta y así continuar con el mismo ritmo que he llevado. Ahora el escenario es otro, me acuesto en un sofá, ya no es la persona de la analista la que se sienta atrás sino una computadora. Otro ambiente de trabajo y una maquina de por medio; al inicio me asaltan muchas dudas. Pero desde el primer momento el proceso sigue igual y yo avanzo como siempre a tientas por el camino del inconsciente. Al final no importa la ciudad, si es presencial o virtual, el análisis es el mismo, la transferencia se establece, afloran las resistencias y mi proceso avanza. Si se me permite decirlo así, es un momento mágico que se logra cada vez que estamos los tres (analista, paciente y encuadre). Y a través de esta modalidad de análisis condensado mi vida cambia, las pulsiones de vida ganan la batalla, recupero la vitalidad de mi cuerpo y el disfrute en el estudio. No sé cómo sería un análisis normal, pero esta modalidad también funciona, y para mi persona, muy bien”.
No me corresponde ahondar en las particularidades transferenciales que asoman en este análisis. Sí fuimos testigo y parte de la admisión de esta chica y de su empeño, evidente en el vínculo que establece con su analista. Entusiasta, como casi todos, compartía dificultades de diverso tipo, desde económicas hasta geográficas, con un claro deseo de formarse como psicoanalista. Su tesón dura hasta hoy. La figura de su analista es una suerte de agarre, no solo de su trabajo personal, sino de su formación toda, resignificando una suerte de transferencia que acarrea el peso institucional inevitable con las dificultades que se interponen y los esfuerzos que se construyen. Pudimos también escucharlo cuando participamos en algunas de las escuelas de Europa del Este, quedando una impresión como la que recogemos en los inicios del psicoanálisis: la gesta de una propuesta que se encuentra con un sinfín de obstáculos, pero que apunta a una nueva forma de tratamiento: la puesta en escena del inconsciente, de la transferencia y la cura por la palabra.
Algunas reflexiones
El procesos psicoanalítico se pone en marcha cuando paciente y analista concurren a un mismo cuarto, una condición que convoca a la transferencia en tanto la presencia de alguien que “presta su persona” revestida de semblante. La distancia del diario vivir y lo concentrado de la experiencia queda recortado en un campo que se constituye en el encuentro del par analítico:
- ¿De qué manera se muestra la asociación libre? ¿la repetición? ¿la resistencia?
- ¿Cómo preservar el método, en la línea de apostar por el surgimiento del inconsciente, inmerso en un discurso donde la dimensión temporal y espacial, hacen figura y no fondo?
“Me gustaría presentar mi propia experiencia como un ejemplo. Yo he estado en psicoanálisis por un año alternando con sesiones personales en análisis condensado durante el tiempo de las conferencias (se refiere a las actividades que incluyen la presencia de su analista que participa en un evento científico) y por teléfono cuatro veces por semana cuando yo estaba de vuelta en mi país. Tengo usualmente las sesiones telefónicas en mi consultorio. La sesión es parte de mi día de trabajo y el tiempo para el análisis está separado. Yo me ubico en mi silla y hago la llamada. Algunas veces me toma unos pocos minutos empezar, cambiar desde el paciente puede ser difícil. El sentido de apertura y confianza hace al teléfono un medio transparente que provee la posibilidad de tener un trabajo analítico. La continuidad en el tiempo establece un entorno de contención que se siente seguro y emocionalmente estable. El espacio analítico es creado entre analista y paciente. Yo considero que es principalmente en el espacio transicional, localizado en la relación, donde la esencia del proceso analítico tiene lugar. Soy capaz de explorar temas en asociación libre, sueños, interpretaciones, resistencia y transferencia. El marco es la relación y otros temas como el espacio físico parecen desvanecerse. He experimentado importantes diferencias entre las sesiones telefónicas de aquellas que se tienen personalmente. No creo que esta modalidad es adecuada para todos y cada caso debe ser considerado en su propia situación.
Se puede trabajar la transferencia negativa al igual que la positiva y la contra-transferencia. El análisis a distancia brinda la oportunidad de trabajar con el analista que la persona desea, sin restricciones geográficas. Además el análisis es parte de la vida diaria del paciente. El análisis condensado en persona es muy difícil e intenso. La persona debe dejar su trabajo, su familia, están los gastos del viaje y tener que cumplir con el número de horas requeridas”.
La convicción que muestra este testimonio, da cuenta de un vínculo transferencial presente no solo desde la perspectiva que hace al análisis, el discurso inconsciente que le dirige a su analista en tanto semblante favorecedor de reediciones. A nuestro modo de ver, el escenario institucional que provee el recurso para formarse, arrimaría previamente un escenario para que el trabajo analítico se produzca. Sin embargo, la particularidad de la transferencia que se despliega invita a un examen cuidadoso para rastrear diferencias y particularidades. Desde ya, todos los testimonios parecen coincidir en que un tiempo previo de análisis presencial es fundamental. Pero más allá de esto, para el entrenamiento de un futuro analista, ¿es suficiente la puesta de la palabra sin la presencia del par analítico? La experiencia de verse en un mismo cuarto ¿es sustituible? ¿Hace peso específico el hecho de que se trate de análisis de formación? ¿Un analista que a su vez analizará a candidatos? ¿Y las resistencias? El discurso que se escucha en la presencia de dos, ¿cómo varía? Son solo unas pocas preguntas de un asunto complejo por demás, que convocan la discusión.
Un nuevo testimonio trae la figura del skype donde el otro se ve, o el paciente es mirado o ambos se miran; pero además porque también se refiere a las otras “patas” del trípode de la formación:
“Empecé análisis por skype con una persona que ya conocía hace muchos años. Creo que eso hizo una diferencia enorme. Tener un contacto en persona antes de iniciar una relación a distancia es fundamental. Lo mismo me sucede en el caso de las supervisiones o de los seminarios. Me cuesta muchísimo tomar un seminario a distancia con un profesor que no conozco, no termino de conectarme. Así mismo, en las supervisiones donde los encuentros no son tan frecuentes como en análisis, percibo que tomamos un tiempo para hablar de cosas como el clima, algún asunto mundial importante o algún evento de la vida personal significativo. Creo que en mi caso actualizo los mismos conflictos que hubiera hecho en un análisis presencial tal vez con diferentes matices. Mi experiencia en el análisis por skype con los periodos presenciales intercalados por las separaciones me hace revivir una situación de mi infancia donde yo vivía en un país y mi padre en otro. Creo que esta modalidad me ha hecho trabajar este aspecto fundamental de mi vida que tal vez lo vería en un análisis presencial pero que en esta modalidad, sin lugar a dudas, toma prominencia y por ende es una prioridad en nuestro trabajo.
Las ideas que vamos exponiendo a lo largo de este trabajo, suscriben la afirmación de dos colegas del PIEEE Szonyi y Stajner-Popovic: “El entrenamiento en la educación psicoanalítica ha tenido que ser provisto en algunos países donde no hay Institución de la IPA, en un formato condensado”. Así extienden ingeniosamente los alcances que ello deriva en el título de un trabajo extenso y acucioso: “Análisis condensado, supervisión condensada y vida condensada” (2008).
Detengámonos ahora en la función del Miembro enlace.
Creada a partir del establecimiento de los Seminarios presenciales, cada país donde el ILaP opera, cuenta con un miembro del Consejo que es enlace con un candidato del país en cuestión.
La puesta en marcha del mencionado enlace dejó entrever que en un comienzo los seminarios virtuales no eran atractivos; no tanto por su contenido sino por la falta de contacto. Los puentes transferenciales no se establecían, el nuevo conocimiento no era investido libidinalmente en el amor de saber y no todos los aspirantes comenzaban su análisis “didáctico” al mismo tiempo. Todo ello, hizo efecto en cómo se fueron armando los grupos. Sabemos que la cohesión no descansa sólo en el trabajo en común; también en las energías libidinales, lo que trae la pregunta si las vicisitudes de este tipo de formación tendrán que ver con tempranos splitting antes de que se consolide un grupo de estudio y apuntaría a prestar cuidados particulares desde el entrenamiento. Combinar figuras docentes estables, como referente institucional, con otras que rotan aportando distintas líneas de pensamiento y abordajes teórico- clínicos plurales, forma parte del marco institucional que pretendemos se vaya consolidando.
En la Formación de cualquier Instituto Psicoanalítico ya establecido, tanto los docentes como otros miembros de la Sociedad, ocupan lugares de transferencia[6]. En nuestra experiencia la figura de enlace la recoge de manera particular. Una docente que luego de haber dado seminarios virtuales, atendió seminarios presenciales, trasmitió la siguiente información sobre lo que observó en ese grupo: “Se ve tu “respaldo y tu huella en el grupo, te reconocen como su "enlace" pero sobre todo tu presencia, pienso que les da cohesión. Es un grupo muy lindo, que tiene que pasar este "cuello de botella" de comenzar a analizarse aquellos que todavía no lo hicieron”.
Desde este lugar, hemos sido testigos de las transformaciones que ocurren con el inicio del análisis: cambios en la dinámica grupal, en la capacidad para comprender los temas de lectura a la par que varía la manera de leer el material clínico, El deseo más claro de ser psicoanalista se acompaña de mayor tolerancia a la incertidumbre y al no saber, así como mayor capacidad de escucha en el grupo.
La función de enlace se implementa, acordándose que el miembro designado irá una vez al año a dar seminarios presenciales, realizar entrevistas individuales con cada uno de los candidatos y pre-candidatos e informar al Consejo del ILaP sobre la dinámica grupal y la situación actual de cada uno de los integrantes. Además de agilizar la comunicación y mantenerla al día, permite un seguimiento más sistemático del candidato, recogiendo el feedback de los seminarios e interviniendo en la dinámica del grupo. Comienza así, a representar una suerte de figura de constancia que sostiene y da continuidad al proceso de formación, delineándose como la figura de contención y depositaria del conocimiento de la historia del grupo y de cada uno de los miembros que lo integran. Tiene, a su vez, un doble efecto: en el grupo en Formación y en los Miembros del ILaP, creando una visión más integrada del trabajo que se realiza.
El miembro enlace empieza a tener peso “transferencial” en la medida que observa las dificultades que tienen los integrantes del grupo para sentir su pertenencia en una formación en la que aparecen rivalidades y para reubicarse en relación con otros que antes pudieron ser sus psicoterapeutas, supervisores o profesores. Las expectativas en cuanto al objeto de estudio son otras, así como la aproximación a conceptos nuevos en una suerte de andar y desandar. Estimular, aclarar y evaluar en las entrevistas individuales los distintos aspectos en juego para la formación de los candidatos, asoma que hacerse analista no tiene que ver con la reproducción de un modelo o con la trasmisión de un saber. Se trata del deseo del sujeto de ser analista y del aserto de que nadie estaría en condiciones de ejercer el psicoanálisis sin haber hecho un análisis de formación. Todo esto que pareciera una verdad de Perogrullo, se va instalando poco a poco en los grupos en formación, que al no tener Sociedades psicoanalíticas hace más lejana la significación de estas experiencias.
En el desarrollo de uno de los grupos, ocurrió que en el primer seminario presencial se desplegó la transferencia como resistencia al nuevo conocimiento psicoanalítico y a la nueva metodología de trabajo. La transferencia al saber, inicialmente aprehensiva se fue transformando en amor de transferencia al nuevo objeto de estudio, lo que coincidió con el inicio de los respectivos análisis didácticos.
Sabemos que la transferencia, que refiere a la puesta en escena de apuestas libidinales y tanáticas, se despliega con figuras representativas cuando el nuevo grupo se consolida. Como afirma Lacan, los momentos “fuertes” de la transferencia se inscriben en los tiempos “débiles” del análisis (1951).
Seminarios virtuales y presenciales
El ILAP brinda seminarios de difusión y de formación. Para los Seminarios de formación seguimos un modelo similar al uruguayo. Se dictan dos seminarios presenciales y un seminario virtual por cuatrimestre con la modalidad de seminarios concentrados. El docente se traslada al país donde se encuentra el grupo y dicta 16 horas. Frecuentemente el docente también realiza actividades de difusión: una conferencia pública en una Universidad o coordina un cine-debate o brinda supervisiones colectivas.
Como puede entenderse, esto le representa un gran esfuerzo, además del lucro cesante que debe absorber. Es también un esfuerzo para el grupo, porque los candidatos suspenden sus actividades para abocarse al seminario. Sin embargo, en casi la totalidad de las oportunidades se ve compensado con la satisfacción y el reconocimiento del grupo y la transferencia lograda hacia el psicoanálisis. En la investigación que está llevando la Dirección de Evaluación y Seguimiento del ILAP, los alumnos entrevistados han alabado el nivel académico de los docentes y su entrega.
La modalidad de seminarios virtuales sigue un modelo de implementación pionero aportado por un Instituto Latinoamericano cuya trayectoria le ha valido el elogio y consultas de docentes de otros Institutos en el mundo; también del programa de Educación a Distancia de otra Sociedad, también de nuestra región. Las clases se suben cada dos semanas, los alumnos entran en el Foro para formular preguntas y comentarios a los docentes e intercambiar conceptos con sus compañeros. El docente debe dedicar un par de horas por día a atender el Foro y, en general, se da un intercambio activo e incluso se polemiza. Al finalizar cada clase, el equipo docente formula una serie de preguntas para dar cuenta de la comprensión del texto. Se realizan video-conferencias y una vez finalizado, se hace una visita presencial para dar un Seminario aclaratorio y de elaboración.
Los docentes pertenecen a las distintas sociedades que componen FEPAL. Algunos han sido invitados y otros han ofrecido su colaboración, su trabajo y su tiempo. Hay mucho aún por investigar; pero hasta ahora hemos visto que se ha despertado una intensa transferencia hacia el psicoanálisis, tanto en el aspecto de difusión del psicoanálisis en las distintas sociedades, como en el que se refiere específicamente a la formación psicoanalítica, asistiendo a los candidatos con las dificultades que encaran para sostener su deseo de ser psicoanalistas.
Para ilustrar este trabajo, hemos recogido algunos testimonios anónimos de supervisores y alumnos que nos parecen relevantes.
Testimonios de experiencias de Formación: Seminarios concentrados y virtuales
“Durante los últimos años hemos tenido la oportunidad que nos ha ofrecido el ILAP de estudiar Psicoanálisis en un programa formal. Estamos muy agradecidos pues el traer el Psicoanálisis a Panamá es de suma importancia. Desde hace muchos años hemos estado estudiando el Psicoanálisis y con el ILAP se abren las puertas para difundirlo y ser parte de la IPA y estar en continuo aprendizaje. Es el sueño de Freud de que el Psicoanálisis no se quedara como una doctrina de sus colegas vieneses sino de difundirlo y abrirlo al mundo. Recuerdo su alegría, cuando viajando a los Estados Unidos en barco para dictar sus conferencias, uno de los camareros del transatlántico le comentó que había disfrutado de la lectura del Psicoanálisis de la vida cotidiana. Para Freud era importantísimo que el Psicoanálisis le llegara al mundo. Y esa ha sido la labor de ustedes, completar el sueño de Freud. Muchísimas gracias, pues es además mi sueño personal que he tenido por décadas”
“En líneas generales creo y he sentido que la formación se ha ido dando muy fluidamente y sin muchos obstáculos en el camino, hecho que para mi y creo que para todas ha sido muy tranquilizante y sus esfuerzos por seguir llevando esto a cabo, muy reconfortante. En cuanto a los seminarios, me inclino mucho más por los presenciales. Si bien se pierde la continuidad y la posibilidad de ir integrando y elaborando el material de forma más espaciada como ocurre en los virtuales, la presencia física del analista y los candidatos me parece fundamental. En cuanto a las supervisiones, he encontrado que una vez establecido el vínculo con el analista, las supervisiones virtuales llegan casi a equipararse al encuentro presencial. Mi experiencia tanto virtual como presencial ha sido buenísima”.
Testimonios espontáneos enviados al Foro virtual durante el dictado de un Seminario virtual
“Estamos organizando el horario para la videoconferencia y ahí estaremos conectados. Sobre la pregunta que pide que tengamos ese día o que le escribamos al correo por mi parte, me gustaría que ampliara mas sobre lo imaginario, simbólico y real. Igual quiero expresarle que en lo personal, e igual varios de los compañeros con los que he dialogado, estamos muy satisfechos con el seminario. Le diré que a mí no me gustaba la idea de los seminarios virtuales, pero con este que estamos recibiendo me ha encantado. No me imaginé que podíamos aprender tanto con esta metodología virtual. Ahora espero poder entender algo más los escritos de Lacan. Y bueno he aprendido bastante, hasta me ha gustado la teoría lacaniana”.
Testimonio de Supervisión de un analista en función didáctica
Para mí la recomendación significó desde el principio, la continuación en mi vida profesional como analista, de la más sana, conveniente y en mi opinión, obligatoria práctica de supervisión como mecanismo no solo de formación sino de actualización, mantenimiento y oxigenación del quehacer psicoanalítico ...Quiero decir; no se termina nunca la formación y por ende no terminan los procedimientos empleados en ella como es la supervisión, puesto que esta se alimenta de nuestros procesos inconscientes que tampoco se agotan en su completo análisis. Lo que expongo pretende significar que la propuesta por parte de ILAP me pareció razonada, seria, consistente y además adecuada a la intención que el producto de la formación, que son los nuevos analistas, tenga un mínimo de control de calidad , difícil por demás de evaluar por lo aislado y solitario de nuestro trabajo. Fue así que me acogí rápidamente a la propuesta y por espacio de un año disfrute del acompañamiento de uno de los más distinguidos, inteligentes y agudos colegas de nuestra región quien sin proponérselo, no solo me ayudó a supervisar complejos casos, sino que además me enseñó cómo aprender a supervisar mejor...Una vez concluida mi experiencia, me siento en la posición de recomendar que este proceso de supervisión para analistas en funciones didácticas del ILAP, sea mandatorio, obligante y requisito para la obtención de mejores resultados en la formación de nuevos analistas”.
Hemos querido incluir al final, el único testimonio que tenemos desde el lugar del analista. Sabemos que nos restringe el cuidado por la confidencialidad. Acá escuchamos una experiencia rica y generosa, desde la función de hacerse didacta hasta sostener la tarea de supervisar. Años venideros nos permitirán recoger otras miradas en número y recorrido, menos expuestas a develar lo que es propio de la intimidad que acompaña el trabajo psicoanalítico. Es nuestro propósito seguir indagando, interrogando y procesando la experiencia por venir, para verterla en nuevos recursos que hagan a una formación suficientemente buena -feliz expresión winnicotiana- considerando las condiciones especiales que comportan otras regiones que se abren a la gesta psicoanalítica.
A todos los protagonistas que en lo distintos escenarios de fundadores, colaboradores, docentes, supervisores, analistas y candidatos que mantienen su anonimato de cara a nosotros, hoy le damos nuestra palabra de reconocimiento y gratitud.
Referencias Bibliográficas
Freud, S: (1919) “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica”. Buenos Aires: Amorrortu XVII Buenos Aires, 1985
Laplanche, J. y Pontalis, J.B. (2008) Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Labor
López Garza, D., Ramonet R, S. y Cuevas C, P.: (2010) Proyecto de investigación para la evaluación y seguimiento de los resultados de los métodos de análisis didáctico, supervisiones y seminarios del ILaP
Roudinesco, E. y Plon, M.: (1998) Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós
Szönyi, G. and Štajner-Popovié, T.: (2008) Shuttle analysis, Shuttle Supervision, and Shuttle Life-Some Facts, Experiences and Questions. Sep.
[1] Miembro Titular en función didáctica de la asociación Psicoanalítica Argentina, Fepal e IPA, Directora Asociada del Área de Formación, Seminarios y Supervisión, ILaP
[2] Miembro Titular en función didáctica de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, Fepal e IPA, Directora Asociada del Área de Formación, Admisión, Análisis y Promociones, ILap
[3] Miembro Titular en función didáctica de la Sociedad Psicoanalítica de caracas, Fepal e IPA, Secretaria Adjunta del Área de Formación, Admisión, Análisis y Promociones, ILaP
[4] Miembro Titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, Fepal e IPA, Secretaria Adjunta del Área de Evaluación y Seguimiento, ILaP
[5] Código de Procedimientos del ILaP, ver site: www.ilap.org.uy
[6] Lo que antes definimos como trasnferencia lateral